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Proyecto GEF Incentivos en LUN con nota sobre fecundación in vitro que busca recuperar al choro zapato

El Proyecto ICB fue destacado en la edición del diario Las Últimas Noticias (LUN) a través de una nota que aborda los avances en técnicas de fecundación in vitro del choro zapato
En las tranquilas aguas del estuario del río Huellelhue, al sur-oeste de la Región de Los Lagos, donde los recuerdos de antiguas faenas marinas aún viven en la memoria de sus habitantes, una historia comienza a escribirse. Es la historia del choro zapato (Choromytilus chorus), un molusco emblemático que alguna vez fue el sustento y símbolo de identidad de esta zona costera, hoy en proceso de recuperación gracias a una inédita alianza entre comunidades, Estado y ciencia.
Lo que comenzó hace años como un esfuerzo comunitario frente a la sobreexplotación del recurso -mediante vedas voluntarias, vigilancia participativa y educación ambiental- con el acompañamiento permanente del Centro de Pesca Sustentable, hoy se fortalece con el impulso del Proyecto GEF Incentivos para la Conservación de la Biodiversidad (GEF ICB). Esta iniciativa, liderada por el Ministerio del Medio Ambiente y con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), apunta a implementar mecanismos de retribución por servicios ecosistémicos y certificación de buenas prácticas pesqueras, reconociendo y apoyando el rol activo de las comunidades en la restauración y conservación costero-marina.
Semillas que viajan, saberes que florecen
Una de las acciones concretas del proyecto es el plan de repoblamiento del choro zapato, que parte con la recolección de semillas por parte de buzos locales a baja profundidad. Estas son transportadas cuidadosamente hasta el Liceo Politécnico Pesquero de Mehuín, donde serán cultivadas en estanques especialmente acondicionados. Tras algunos meses de crecimiento, los juveniles regresarán al estuario de Huellelhue para adaptarse y ser sembrados en zonas designadas, para iniciar la restauración de este banco natural.
El proceso no es solo biológico, sino también social y cultural: personas de distintas edades y roles —como estudiantes, dirigentes, buzos y pescadores— se capacitarán en técnicas de cultivo, monitoreo y manejo adaptativo, fortaleciendo capacidades locales. Paralelamente, se avanza en el diseño de un sello comunitario de certificación en biodiversidad, en conjunto con la plataforma FuturoAzul.org, que reconozca el origen sostenible del producto, releve prácticas tradicionales de conservación y promueva un mayor valor agregado.
Gobernanza con identidad
Uno de los pilares del modelo propuesto es su enfoque intercultural y participativo. Las comunidades indígenas locales participaron en jornadas de revisión y co-construcción del proyecto, mediante un proceso de Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI). Como parte de este proceso, se conformó una comisión comunitaria que ha estado involucrada activamente en el diseño de planes, mecanismos y actividades para el repoblamiento del banco natural del río Huellelhue.
Además, la semana pasada se conformó una nueva instancia de gobernanza: la mesa público-privada para la gestión sostenible del choro zapato en el Área de Conservación Marina de Múltiples Usos Lafken Mapu Lahual. Esta mesa reúne a la comisión comunitaria, servicios públicos, organizaciones técnicas y el mundo académico, constituyendo un espacio de diálogo donde confluyen saberes tradicionales y conocimientos científicos, con el objetivo de acordar acciones concretas de manejo y monitoreo conjunto.
Sostenibilidad con rostro local
“El choro zapato está volviendo, y con él, la posibilidad de hacerlo mejor esta vez”, reflexiona Miguel Espíndola, director de Conservación Oceánica del Centro de Pesca Sustentable, organización garante del proceso. “Estamos transitando hacia una pesca basada en la corresponsabilidad, donde se equilibran la salud del ecosistema y el bienestar de las comunidades”.
Con el apoyo del Proyecto GEF ICB, las comunidades de Huellelhue, en conjunto con el Ministerio del Medio Ambiente, solicitarán formalmente una prórroga de la veda por un año —hasta agosto de 2026—, junto con el establecimiento de una cuota precautoria de extracción que asegure la sostenibilidad a largo plazo. Asimismo, las comunidades Mapuche-Huilliches decidieron incorporar en esta solicitud al chorito quilmahue (Mytilus chilensis), por ser una especie compañera, con el objetivo de resguardar de forma integral el ecosistema estuarino.
Como parte de este mismo proceso, se impulsará el desarrollo de un modelo de monitoreo comunitario que consolide la restauración del banco natural y posicione a Caleta Huellelhue como un referente nacional en conservación costero-marina liderada por comunidades.
Finalmente, se proyecta articular esta experiencia con el turismo responsable y la educación ambiental, fortaleciendo el vínculo entre la recuperación del ecosistema y nuevas oportunidades económicas para el territorio.
Restauración con fuerza comunitaria
La historia de Huellelhue no es solo la de un molusco que regresa y da nueva vitalidad a su estuario. Es la historia de una comunidad que, frente a la crisis socioecológica, ha decidido actuar con convicción y creatividad. Es la historia de un modelo de desarrollo que pone en el centro la autonomía local, la justicia ecológica y la memoria de este territorio.
Porque cuando se valora lo que ya existe —el conocimiento tradicional, el compromiso comunitario y los ciclos naturales—el desarrollo deja de ser una imposición externa y se convierte en una construcción común del futuro. Y el choro zapato, ese gigante silencioso de estas frías aguas, tiene la oportunidad de recuperar su dinamismo y ser sustento de otras especies.
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